Esperando tus besos me acostumbré a tu ausencia, ausencia que se hizo grande como lo cielos y los mares...y no apereciste ni entre las asombras de mis sueños, ni entre la aurora de tantas mañanas en que pronuncie tu nombre.
El ocaso de lo nuestro surgio sin preveerlo, sin quererlo, sin desearlo como se desean las cosas que queremos que nos pasen. Así son los amores reales...como sueves corrientes de brisa que llegan a ti en calurosas tardes de verano y sin decir nada se marchan...sin compas de espera, dejando en ti esa leve sensación de que nos falta algo, ese algo que una vez creíste tuyo, pero que en verdad sólo ha sido una imagen transitoria que sin pensarlo...te marcó la vida.
El ocaso de lo nuestro surgio sin preveerlo, sin quererlo, sin desearlo como se desean las cosas que queremos que nos pasen. Así son los amores reales...como sueves corrientes de brisa que llegan a ti en calurosas tardes de verano y sin decir nada se marchan...sin compas de espera, dejando en ti esa leve sensación de que nos falta algo, ese algo que una vez creíste tuyo, pero que en verdad sólo ha sido una imagen transitoria que sin pensarlo...te marcó la vida.
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