jueves, 31 de mayo de 2012

Tu Silueta II...

"Un mes después se pueden ver las cosas de forma distinta, pero puede ser una ilusión óptica...tú allá, yo acá, ambos buscándole sentido a una realidad tan obvia como tus mentiras..."

Tu silueta hoy reaparece en mi vida
Y mil preguntas renacen
Cómo cuestionando el por qué de ese vaivén
Que marca tus pasos
Tus decisiones
Son propias de alguien que se ahoga en dudas
Confundiendo tus quereres y temores…

Oscilas como un péndulo a la deriva
Que divaga sin sentido
Sin sombras
Germinando las propias incertidumbres
De quien eres o quieres ser
Pero con frivolidades
O de quien pensé serías un día
Para mi vida…

Retomas el camino dejado al olvido
cuando quieres
Y de forma unilateral decides reincorporarte
Creyendo tener la dirección del barco
O manejar su timón…
Que fácil suena en quien lo piensa
...Pero pierdes la orilla sin darte cuenta...

Otras mañanas y atardeceres diferentes
Vendrán
Si, diferente a lo que nos hizo soñar ayer
El tiempo pasa…no se detiene…
No se aprende a amar en un día
No se olvida en un momento
Esto es más complejo…

¿Dónde andarán aquellos sueños?
Los que buscas como mariposas en un jardín...
El mundo sigue girando
No se detiene porque alguien decida olvidarnos
Mis sonrisas siguen intactas
Y mis ojos destellando aquella luz
Que olvidaste en tu sendero…

martes, 22 de mayo de 2012

Te Di Mis Ilusiones...


No sé…que pensabas mujer cuando ayer llegaste a mí…
Me dijiste que era tu vida
Y por eso…yo te creí…
Te convertiste…en mi tiempo…toda mi respiración
El agua de mi desierto
El tema de esta canción…
Daba todito por ti…no dudé de tus palabras
Los besos que yo te daba
Salían de mi corazón…

Mis sentimientos fueron nobles
Mi corazón  es así
Pero me metí en tu juego…por  eso me confundí
Siempre dijiste mentiras
Y yo esperé tus verdades
Y no supiste valorar…el amor que te ofrecí
No cumpliste tus palabras
Me heriste hasta…no más…
Ahora he venido a decirte…que ya no me busques más…

Que yo te amara no quería decir que yo aceptara…tu juego…tus mentiras…
Que te adorara no quería decir que no hay dignidad…en mi alma
…en mi pecho…

Te di mis ilusiones y todos mis sueños…mis canciones…bien lo sabes…
Te amé como a ninguna y te quedas solita…y llorando
…sin mis besos…


Mis sueños fueron para ti…no hubo noche en que no te vi
Fuiste como los vientos
Como las olas del mar…
Que por mucho que se sigan nunca se van a alcanzar
Yo era como el firmamento
Y todo te quería brindar
Vivías en mi pensamiento y no te podía borrar
Yo por ti iba al fin del mundo
Pues solo te amaba a ti
Donde está ese amor  profundo que solo era para mí…

Que yo te amara no quería decir que tú eras dueña…de mi vida…e ilusiones…
Que te adorara no quería decir que yo aguantara…tus historias
…y tus cuentos…

Te di mis ilusiones y todos mis sueños…mis canciones…bien lo sabes…
Te amé como a ninguna y te quedas solita…y llorando
…sin mis besos…



viernes, 18 de mayo de 2012

Ambos lo Sabíamos...

Ayer te miré...me fui a muchos años atrás, cuando a penas reinaba la adolescencia en tus ojos. Tu rostro adornado con pecas como si fuesen escarchas me gustaba. Pero ayer me miraste y me volviste a mirar mientras estábamos allí sentados. 

Tu nariz me hizo recordar nuestros juegos de entonces, y me reí solo durante un momento y todos allí me miraban. Solo yo sabía de qué me reía. 

A él le gustabas tú...a mí no, pero no sé ni como se dieron las cosas y acabamos juntos. Él no me lo perdono, jamás volvió a hablarme, y eso que se enteró muchos años después. Yo creí que eso contigo se le había pasado, y no fue así...no sé qué creyó él, es más, llevábamos años sin vernos, cuando nosotros estábamos juntos. 

Ella no me quería, aunque me decía que si. Yo tampoco la quería aunque le decía que si. Así somos muchas veces en la adolescencia. Vivimos los momentos por satisfacciones. Ella a quien quería no la quería, y yo no quería a ninguna. Solo jugaba, ya habían jugado conmigo en su momento, así que para que enamorarme otra vez, eso ya en mi no tenía sentido. 

Nos veíamos todos los días. Lo pasábamos bien, no puedo negarlo, sus ojos eran de color miel, y aún en las noches alumbraban mi vida. Vivimos con intensidad esos meses, y sus labios se entregaban a los míos como si me amara de toda la vida. Las mujeres tienen una facilidad de fingir, pero nosotros los hombres no nos quedamos atrás. Sin embargo creo que ambos sabíamos a lo que nos afrontábamos a eso que tenía su fin concertado, pero sin saber cuando. 

No por no amarla, no la extrañaba. Se puede extrañar sin querer, y esa ausencia puede pesar si piensas en ella más de la cuenta, y haces que se convierta en costumbre. Yo nací para amar, y por eso he amado y sigo amando con todo mi corazón. Creo que jamás dejaré de hacerlo. Pero en se tiempo no lo hice. Solo nos entregábamos el uno al otro sin compromisos, jamás nos reclamamos nada, todo fue sin exigencias, sin control, sin lagrimas...nos aceptábamos como eramos...

Ambos salíamos con otras personas, ella no me lo dijo, yo no se lo dije, pero lo sabíamos. Lo aceptamos con plena libertad de forma pasiva, pero sin decirlo para no herirnos supuestamente. Sus manos sobre mi cuello, con su esplendoroso vestido blanco, y esas caderas de fuego me hicieron sentir bien aquella noche. No todas las noches son iguales, pero esa fue más especial, como ella lo fue en aquellos días en mi vida. Me buscaba en las tardes. Llegaba a casa y me esperaba en la esquina. Su cabello echado a un lado, su risa picara, su cuerpo de diosa, su tez brillante como el color de sus labios me seducían. 

Aquella tarde fuimos a cine, luego al Parque Centenario donde me dormí en sus regazos tirado en una banca sobre sus piernas. Sus manos acariciaban mi cabello, mientras intuía que miraba fijamente mi rostro durante esas horas. Ambos sabíamos que no volveríamos a ser quienes fuimos en esos momentos. Después para terminar la noche fuimos aun lugar llamado "La Misión", era una taberna donde nos sentíamos muy bien. Allí escuchamos varias canciones en medio de la oscuridad mientras yo tomaba algunas cervezas y ella piña colada. Sus manos en las mías me hacían feliz. Su rostro en mi hombro me denotaba tristeza. El silencio entre los dos decía cosas que nosotros callábamos. Nuestros besos y caricias eran iguales que siempre, pero con distintos sabores y sensaciones. Quizás con el sabor de la despedida. Besos que se dan sabiendo que ya no habrá más, ojalá todos supiéramos cuál es el último beso para darlo con más pasión, cosa que nosotros si sabíamos, y por eso nos entregamos de veras.

Me dedicó una canción titulada "se pareció tanto a ti". La bailamos, le dije - te he complacido -, pero ya llegó la hora de marcharnos.

La llevé a su casa, la dejé en su puerta, me reflejé en sus ojos de miel, y le di un beso en la frente, nos tomamos las manos casi sin ganas de soltarlas, nos miramos sabiendo que hasta allí llegaba todo...el juego se acababa. Nos habíamos dado todo, sin quedarnos con nada. Pero jamás nos habíamos extrañado...

Nos vimos muchas veces, como si nada entre nosotros hubiese pasado. No hablamos nunca de aquellos meses ya idos, ni nos cuestionamos nada. Pero nuestros ojos se seguían mirándose con la misma complicidad de siempre...como sabiendo que nuestro tiempo ya había claudicado.

Ayer te miré allí sentada...tú también me miraste como queriendo preguntarme algo. Pero sé que no eras tú, no podías serlo. Ya esos años habían corrido demasiado entre los dos, y nos habían dejado huellas en la piel distintas a las que no tenía tu rostro. Tuve que irme y tu mirada siguió el rumbo de mis pasos, voltee hacía atrás y seguías mirándome como ayer. 

Me surgió la pregunta si en esa otra parte donde te encuentras hoy, habrás querido decirme algo y utilizaste a esa otra persona que se pareció tanto a ti, para que yo lo supiera. En realidad no lo sé, ni tampoco como saberlo, pero te puedo decir que como nunca..."ayer si te extrañé".

jueves, 10 de mayo de 2012

Recuerdos Sueltos...


Hoy te he pensado una vez más, a veces creo que jamás he dejado de hacerlo. Y tu mirada de águila se clave en mis adentros a fuego lento, quemando mis entrañas. Una noche más opaca que de costumbre se repite en mis días, en mis sueños, en todo lo que no eres tú. Te siembras como siempre en mi mente y no me dejas respirar de forma libre. 

A veces me pregunto ¿si fuiste pasajera, cómo es que no te has ido aún? 

Allá en la alborada de mis años tiernos, recuerdo a Sandra, una niña que me ilusionó y desapareció un día cualquiera como las barajas de los magos. Al regresar a clases el año siguiente, ella ya había desaparecido como una estrella fugaz. Todas las tardes yo pasaba por su casa y me asomaba por la ventana con barrotes verdes, como si por ser el color de la esperanza, ella aparecería de repente como un hada y me regalara el beso que jamás me dio. 

Así fui perdiendo amores uno a uno, que no fueron quizás amores para ellas, pero si para mí. Una tarde ya pasados más de veinte años, se me dio por pasar por aquella esquina, y asomarme por la ventana que aun seguía siendo verde, y observé a una chica que quizás podía ser ella. Me quedó mirando como si me conociera y su mirada me hizo añicos el alma. La volví a pensar, y sus ojos de oliva me taladraban los sentidos. Su cabello colgaba sobre sus hombros, iluminado por los rayos de sol que entraban por aquellos barrotes, entre las horas del crepúsculo. Quería hablarle, decirle algo, lo que había callado siempre, pero me temblaron hasta las piernas. Fueron los segundos más largos y cortos de mi vida. Se congelaron nuestras miradas, mientras mi corazón hervía. 

Fueron solo unas vacaciones en que volví a mi tierra, y no volví a pasar por esa casa que se quedó con una parte  de los sentimientos de mi infancia. Ella y yo quedamos impávidos, como dos rocas incrustadas en una montaña por siglos. Los recuerdos son como las horas, siempre vuelven, lo que sucede es que a veces estamos tan sumergidos en otras cosas y se nos van de largo.

Las farolas de las calles angostas de mi corralito de piedra, muchas veces alumbran poco, pero con eso basta para ir disipando los recuerdos que nos van quedando sin respuestas. Les llamo recuerdos sueltos, que son como almas que de vez en cuando retornan cuando menos lo esperas para decirte que un día tuviste sueños distintos a los que ahora tienes…para confirmarte que no solo eres quien eres ahora, sino también quien fuiste, quien creíste dejar en el pasado muchas veces, y aún eres...

Aquella noche me senté frente a la playa, y miré el ir y venir de las olas que también se llevaban y traían parte de mis pensamientos. Noté que muchas cosas habían cambiado en mi tierra, más no en la calidez de su gente. Y observé a jóvenes enamorados agarrados de la mano caminando cerca de los espolones, mientras las olas chisporroteaban sobre sus ropas, y vino a mi memoria otro de esos recuerdos sueltos de mi vida. Su nombre si soy sincero, en realidad no lo recuerdo, solo la vi dos veces. El día que la conocí frente a la Universidad de Cartagena cuando salía de clases, y el día que dejé de verla, y les cuento por qué. El día que la conocí, ella iba con su blusa blanca de no sé qué colegio, y una falda de cuadros, que le llegaba sobre las rodillas. Dejaba denotar sus hermosas piernas. Sus ojos eran marrones claros, su cabello ensortijado color caoba, y su sonrisa venía adornada de perlas. Su amiga quedó flechada con mi amigo, con el cual salió muchas veces, ya que tuvo mejor suerte que yo. Ese día recorrimos las murallas, mientras nos conocíamos, y así hasta llegar al Muelle de los Pegasos. Almorzamos en uno de los kioscos que antes había en esa zona, pues me he percatado que ya no existen. Y quedamos en vernos el sábado.

El sábado yo estaba allí como un reloj Suizo, y ella también. Sus labios me provocaban, pero yo sabía que era cuestión de horas para probarlos. Ella también lo sabía. Me miraba con entusiasmo y reíamos de todo. Nos brillaban los ojos, y lo sé porque veía el brillo de los míos reflejado en sus ojos brillantes. Nos fuimos caminando por la orilla de la Avenida Santander, con la intención de llegar hasta Bocagrande. Las olas se reventaban contra los muros de contención que separaban la carretera del mar. Cuando nos aproximábamos al Hotel Decamerón, ya le había tomado las manos y acariciado el cabello que yacía un poco húmedo por las salpicaduras de las olas. Sentí que era el momento, y lo era, de eso sabía yo en aquel entonces, pero lo que no supuse jamás fue que una ola gigantesca nos arroparía sin dejarnos nada seco, nos sorprendió mientras mis labios casi rozaban los suyos. Nos separamos sorprendidos, hasta casi caernos del muro donde estábamos parados. La miré entonces para darle la mano y que se bajara de forma delicada, pero al verla bien, noté su maquillaje corrido por el agua sobre sus mejillas, su barbilla roja por el pintalabios, su cabello que antes lucía esplendoroso, ahora se encontraba escurridizo y sin tono. Sé que no le gustó mi mirada, eso lo vi en sus ojos. En su semblante, y me dio risa su gesto y no puede parar de reír mientras la miraba, quizás yo estaba igual de mal después de semejante ola, pero yo no me veía ya en sus ojos. Su blusa se ceñía en su cuerpo mostrando de forma esbelta su silueta y sus pechos jóvenes que nunca probé. Se enfadó conmigo, por mi risa descarada me dijo, lo único que pude ofrecerle para secarse fue un pañuelo húmedo que llevaba encima. Se marchó. Si, se marchó sin decirme más palabras, llevándose mi pañuelo, mientras yo seguía riéndome no sé ni por qué. Jamás la volví a ver, tampoco a buscarla. Hoy sé que no se pueden regalar pañuelos a las parejas o posibles relaciones, porque es sinónimo de separación, pero a nosotros no nos separó aquel pañuelo, sino la gran ola que nos enfrío por dentro.

Tampoco sé como se llamaba la chica que me presentó Laura. Laura estudiaba en el Departamental, y pasaba por mi casa cada día mientras iba a clases por las tardes. Nos mirábamos más de la cuenta, pero nada más. Ninguno de los dos nos atrevíamos a romper el hielo. Una tarde de un viernes, se acercó a la tienda donde estaba sentado y me dijo que si sabía contabilidad, que tenía un trabajo para el lunes y no entendía nada. Yo no sabía nada de contabilidad, y lo que había aprendido en bachillerato, ya lo había olvidado. Pero le dije que si, que lo que quisiera yo se lo explicaba. Me dijo que no era necesario, que solo quería que le hiciera el trabajo, y después de hecho se lo explicara a ella y a su amiga. A su amiga yo no la conocía, tampoco me interesaba, pero Laura estaba impresionante. Ambos estábamos esperando la oportunidad para salir juntos, y eso sería una vez pasado lo del trabajo de contabilidad. En esa época de mi vida solo me importaba eso, coleccionar amores, y eso hacía. Los añadía a mi lista, como casi todos los adolescentes. Un amigo me hizo el trabajo de Laura, y luego me  explicó como debía explicárselos yo, así que todo estaba listo para el viernes explicarle a las dos el balance general de cuentas de una empresa. Me lo había aprendido de memoria, porque de matemáticas nada, pero de memoria lo que quieran. Hasta me aprendía todos los casos de memoria para los exámenes, y después cambiaba los valores y así ganaba todo lo que tuviera que ver con números.

Llegó el viernes, y Laura estaba frente a mi casa. La acompañé donde su amiga. Pero no vean que amiga. Vivía en una casa humilde, y eso que la mía era también humilde, la de ella era más. Nos trataron con una gentileza insuperable. Mientras les explicaba lo de las cuentas, debe, haber…y que todo quedara en cero, su amiga no dejaba de mirarme de reojo y me ponía nervioso. Me enamoré de ella desde que la vi. Su color canela y su cabello rizado como cascadas me enloquecieron, caminaba y hablaba de forma exótica, y eso me cautivó más. Laura ya se había dado cuenta y puso su cara. Pero no me importó, ya ella era pasado para mí, solo pensaba en su amiga. Terminé de explicarles el trabajo y nos despedimos. En el camino Laura casi no me habló. Yo tampoco le dije nada, pero le pedí el favor que me diera el teléfono de la casa de su amiga, para llamarla por si no había entendido algo, y así se lo volvería a explicar. Me dijo que no se lo sabía de memoria, pero que en casa lo tenía, y me lo daría después. No aguanté más y le comenté que su amiga me había gustado mucho y que quería salir con ella. Se quedó callada un momento y después de unos segundos muy largos entre los dos, me respondió diciendo ¿cuándo quieres salir con ella y se lo digo? Le dije: mañana sábado, quiero que vayamos al cine, en horas de la tarde. Bueno, siguió diciendo, yo la llamo y te digo algo en la mañana.

El sábado en la mañana me llamó Laura, y confirmó la cita con su amiga. Yo no cabía de la emoción. A las dos y media estaba frente al cine La Matuna, me frotaba las manos de la ansiedad. Solo quería verla aparecer frente a mí con su cuerpazo, y ese cabello que me mataba. El tiempo pasaba y ya empecé a desesperarme, cuando escuché una voz a mis espaldas que me pareció conocida. Era Laura, y me dijo: es que a mi amiga le surgió un problema y no pudo venir, pero para no quedarte mal, he venido yo. Así que no hay problema, si quieres entramos los dos y vemos la película. No tuve el valor de decirle que no. Fue la película más larga que me he visto, pero de verdad, fue muy mala y larga doblemente. Ella me agarró la mano en cine, y arrecostó su tierno y lindo rostro sobre mi hombro, le acaricie el cabello, como quien no tiene otra cosa que hacer. Ella espero el beso que yo no le di, yo esperé a su amiga que no llegó. Ella quería de mi el amor que yo no tenía guardado para ella, yo pensé en su amiga toda la tarde. Salimos de cine y cada quien tomó su camino, me despedí de ella, sabiendo que jamás volveríamos a salir. Ella se fue herida, yo decepcionado por la jugada que me hizo. Sé que no le dijo nada a su amiga, me tendió una trampa, pero yo no me iba a quedar de brazos cruzados esperando que se me escapara aquella chica que me había robado tantos suspiros en tan corto tiempo…

El día lunes, me fui a la hora en que salían del Departamental todas las alumnas. Pero lo que yo no sabía es que aquel colegio era tan inmenso que tenía varias puertas, y por mucho que busqué a la amiga de Laura, no pude divisarla. Todas eran iguales con aquél uniforme, todas se parecían y  a la vez no eran ella. Fui toda una semana y jamás la encontré. Tuve la intención de ir a su casa, pero no hallé la excusa apropiada, es más, de seguro ya Laura le habría dicho cosas de mi que no eran, y más cosas…ella es otro de los recuerdos sueltos que de vez en cuando regresan a mi como las horas.

Marylin, era amiga de la Mona. La Mona también estudiaba en el Departamental, y un día mientras estaba sentado en la tienda donde nos sentábamos los amigos del barrio, se paseo muy alegre con sus tres amigas.  A ninguna las conocíamos. Iban con el mismo uniforme, o sea, que estudiaban juntas. La Mona se llamaba Edith, y era una chica muy popular, pero todos éramos populares en ese barrio donde todos nos conocíamos. Fuimos los primeros habitantes de la quinta etapa de los Calamares. Cuando pasó de vuelta Edith, la llamé, y le pregunté si nos podía presentar a sus amigas. Las presentó, y yo le dije a Marylin - a mí me interesas tú y quiero salir contigo - se sonrió como si ya lo supiera, y respondió, no sé si pueda salir, es que no me dejan. Ya te diré algo con Edith mañana. Así que quedé esperando la respuesta de mi amiga al otro día, pero no me dijo nada, y el viernes, cuando menos la esperaba se pasó por mi casa y me dijo: "mi amiga te espera mañana en la Wampy a las seis de la tarde". La Wampy era una discoteca que quedaba cerca de otra que me gustaba mucho, que se llamaba Tentaciones, donde siempre había chicas casi desnudas, atendiendo a los clientes.

En la Wampy probé los labios te Mariylin. Eran unos labios dulces y suaves. Sin experiencia, pero no la necesitaba, porque me gustaba. Ese día solo tenía dinero para dos cervezas, y dos helados, pero con eso nos bastó, y quedamos en vernos la semana siguiente en casa de mi papá, donde tuve que ir a vivir durante un tiempo, por tener una pelea por culpa de faldas, de lo cual me enteré mucho tiempo después. De cosas que jamás hice, ni dije y dijeron que hice y dije. Hay mujeres que hablan más de la cuenta y dicen cosas que no son, porque se las inventan, y lo involucran en problemas a uno de los cuales es difícil salir indemne. Perdí dos amigos por aquel incidente. Al cabo de varios años nos volvimos a hablar como si nada.

Esperé a Marylin en la puerta de aquella finca, debíamos subir para llegar a la casa, la casa estaba en la cima, debíamos pasar muchos árboles, gradas, dos albercas y otra casa inmensa de tres pisos de mi tío, pero que estaba casi en ruinas. Era un camino espectacular, y dicen que esa finca en su tiempo fue de las mejores del barrio trece de junio. Entramos a la habitación. Ella con su blusa de satín azul con flores, y una minifalda también azul, me tenía en sus manos. Me gustaba y punto, no puedo decir más. Era sencilla, sin coloretes en las mejillas ni en los labios, pero no era simple, su belleza era natural y me impresionaba el fuego de sus ojos negros. Nos besamos apasionadamente, puse llave a la puerta, aún sabiendo que no había nadie en aquella casa grande que apenas empezaba a construirse. Tenía cuatro habitaciones, y todas las puertas tenían su llave pegada a la cerradura. Una vez cerrabas, la quitabas y nadie podía entrar. Marylin me hizo un streptes, y luego se vino hacia mí. Su hilo dental de color rosa solo fue un espejismo, porque se subió la falda en un segundo, mientras devoraba mis labios. Pocas chicas así había en aquella época, pero ella era una, y me gustaba su forma de ser. Atrevida, espontánea, única. Cuando nos consumíamos los dos en la cama, y ya la había despojado de su blusa, y su brasier estaba en mis manos, y mis labios en sus pechos, pegó un salto, que casi hace que me caiga de la cama. Cogió su blusa y se vistió muy asustada, gritando y asegurando que en los calados que había en la pared donde estaba arrecostada la cama, había visto moverse unos cabellos que sobresalían, pero al asomarme no vi a nadie. Del otro lado había otra habitación, y yo no sabía quien podía estar observándonos. Nos vestimos, y salimos de allí. Nos reíamos de lo sucedido, pero ya nunca más volvimos a salir juntos. Ese diciembre antes del día veinticuatro creí verla caminando por el barrio los Caracoles de la mano de un chico, pero tuve mis dudas, aunque un amigo me dijo que era ella, y a pesar que me gustaba mucho, yo andaba envuelto en esos días en tantos amores sueltos, que quizás no tuve tiempo para ella. 

Hoy te he pensado una vez más…y las lagrimas han brotado de mis ojos, y me preguntan por ti…me preguntan por qué jamás volviste cuando pudiste hacerlo…por qué dejaste que el tiempo se hiciera eterno entre nosotros. Este frío que ahora siento no me hace daño, porque me acostumbre al frío de tu ausencia que es más duro. Hay una barrera entre los dos que se hace más grande con los años, y mientras las cicatrices crean eternos surcos en nuestra piel, tu imagen sigue llegando a mí constantemente entre uno y otro recuerdo suelto. 

A veces me pregunto ¿si fuiste pasajera, cómo es que no te has ido aún? 

jueves, 3 de mayo de 2012

Dime Tú...


Hay días en que tú me devuelves
La vida misma que a veces no tengo…
Me despiertas mirándome a los ojos y regalas tus sonrisas
Con tus encantos…
Me llenas de palabras como un libro de amor
Y mi tristeza se aleja sin regreso…
Y comprendo tantas cosas con tus besos
y entre tus brazos...yo soy feliz…


Yo soy quien te manda las rosas mi amor…
Yo soy quien compone canciones por ti
Yo soy quien roza tus labios cuando estás durmiendo
Entre sueños de amor…


Y hoy quisiera confesarte mis secretos ¡Por Dios!
Esas cosas que por temor siempre me callo yo…
Por que es muy bueno tener tu compañía
Porque es muy hermoso sentirme tan amado
Y no es difícil amarte como hoy te amo
Si es que en tus pechos reposa el alma mía


Dime tú…
Si al despertar y encontrarte allí en mi lecho…mujer
Sientes todos los latidos de mi pecho…también
Que son por ti…


Yo soy quien te manda las rosas mi amor…
Yo soy quien compone canciones por ti
Yo soy quien te escribe versos que hablan de lo bello
De nosotros dos…




Yo recuerdo el día en que tú llegaste
Hasta mi vida y alegraste mis sueños…
Y hoy me despiertas con tus suaves caricias y adornas mi silencio
Con tantos besos…
Tú cambiaste la historia de mi libro de amor
Y tus sonrisas se han vuelto mi alegría…
Y comprendo tantas cosas en tus brazos
Y al ver tus ojos…soy tan feliz…


Yo soy quien te manda las rosas mi amor…
Yo soy quien compone canciones por ti
Yo soy quien roza tus labios cuando estás durmiendo
Entre sueños de amor…


Y hoy quisiera que no cambies, te lo pido ¡Por Dios!
Esa forma en que me tratas, que tanto adoro yo
Porque es muy bello divisar tu silueta
Por que tu voz es tan tenue y musical
Y yo quiera volver a la vez primera
Y tus dulces labios no dejarlos de besar


Dime tú…
Si te ves agarrada de mi mano…mujer
Caminando y viendo todas las estrellas…también…
Sólo por mi…


Yo soy quien te manda las rosas mi amor…
Yo soy quien compone canciones por ti
Yo soy quien te escribe versos que hablan de lo bello
De nosotros dos…

Un Día Me Dijiste...


Un día me dijiste "te amo", otro día me dijiste "te esperaré siempre", otro día "nunca te olvidaré", más adelante me dijiste "siempre seré para ti", y el último día "no quiero a nadie más"...

Hoy me pregunto si todas esas frases significaban lo mismo para ti que para mi...y recordando lo que vivimos, he sacado estas conclusiones...

Por ejemplo, para ti esas frases significaban...
Te amo: te deseo hasta que la pasión se vaya...
Te esperaré siempre: hasta que te cansaras de mentir...
Nunca te olvidaré: hasta que apareciera otro...y fueras más falsa que los vientos...
Siempre seré para ti: y para los demás también...sin restricciones...
No quiero a nadie más: solo a ti misma, sin importar causar dolor a los demás...ni perder con cada acto tu valor...

Para mi esas frases tenían otro significado...
Te amo: que quería pasar el resto de mi vida contigo...sin importarme nadie más...
Te esperaré siempre: hasta que dejara de existir...
Nunca te olvidaré: que siempre estarías en mis pensamientos...
Siempre seré para ti: que nunca dejarías de ser la dueña de mi corazón...de mis besos y mis mejores sueños...
No quiero a nadie más: que podrías confiar en mí incondicionalmente...

Al pensarlo bien, he comprendido que no todos tenemos el mismo diccionario en cuestiones del AMOR...pero yo sigo respetando el significado que mis sentimientos me marcan, y aún así, te doy gracias por llegar un día a mi vida y mostrarme esa otra forma de "AMAR".

martes, 1 de mayo de 2012

Así Nos Confundió El Amor...


Salsa Romántica:

"ASÍ NOS CONFUNDIÓ EL AMOR"

Compositor:

Saulo Enrique Ospino Pereira.


Así nos confundió el amor…así nos engaño el amor…

Apareciste como los luceros y después marchaste entre mil estrellas
Un cielo ahora es mi pecho abierto que busca en desiertos hoy tu voz tan bella
Te convertiste en todos mis sueños, en mis madrugadas, mi noche y mis días…
Te adueñaste de mis suspiros y de mis latidos, yo que más quería…
Fuiste más que mis ilusiones…la dueña de mi corazón…

Así nos confundió el amor…así nos engañó el amor…

Tal vez no escuché tus palabras, nos faltaron besos, no bastaron rosas
O te quise fue a mi manera, por eso es que hoy sufro por tantas cosas
Nunca pensé quererte tanto, ni perder tú encanto, eras todo en mi vida…
Jamás quise dejar en tu alma estas desilusiones, ni una gran herida…
Fuiste más que mis realidades…la dueña de esta gran pasión…

Qué lindo fue cuando empezamos en aquellos días cuando la alegría
era el firmamento de tantos momentos, de mil sueños nuevos de amor y calor…
Pero nos alcanzó el orgullo y confundió en instantes, y destruyó lo nuestro,
se instaló por dentro, se marchó Cupido, y ahora al darnos cuenta nos dejó un dolor…

Así nos confundió el amor ya ves…
Así nos engañó el amor también…
Yo no sé cómo voy a hacer para sacarte ahora de mi corazón...

Perderte a ti se ha vuelto mi tormento, es buscar tus besos en la eternidad,
es mirar tus ojos, tu silueta y encontrar tu sombra en esta soledad…

Muchas Veces al Preguntarme Quién Fuiste...No Encuentro una Respuesta...


Muchas veces al preguntarme quién fuiste...no encuentro una respuesta. Y busco aquella ilusión con la que llegaste y te difuminas en el ambiente, como una sutil fragancia que poco a poco va perdiendo su olor.

Hay quienes son marionetas del vaivén del momento, como barcos a la deriva que van donde corrientes más fuertes los arrastran. Creen que saben amar en un mundo donde besar y entregarse se ha convertido en rutina. En el día a día. Mis besos y mi corazón van en otra latitud, en otra línea porque quizás soy de otra época donde no se regalaba el cuerpo ni los besos, porque cuando se hacía, salía del alma. 

Ya he escuchado tantas promesas, la mayoría inciertas, tantos te amo sin sabor y sin valor que se convierten en palabras sueltas al aire como pájaros sin alas, que sabemos "jamás podrán volar". Coquetean con cupido en todos lados. El amor no es así, es algo más, no sólo frases frías, que dicen mucho y no expresan nada. Es ir más allá de un simple gestos complaciente. Es algo inexplicable que te quema por dentro y se esconde en tus pensamientos. 

Todos nos confundimos en alguna parte del camino, nos desviamos a lo mejor viendo una luz que nos mostraba otros horizontes distintos, llenos de colores y sueños jamás soñados. Tal vez no fuiste real, sólo una ilusión óptica que destelló en mi vida para cegarme por un momento y después desaparecer entre sus mismas sombras. La vista vuelve con sus colores. Sé que no puedes entregarme lo que no tienes, nadie lo puede hacer...

Muchas veces al preguntarme quién fuiste...no encuentro una respuesta. Creí que no eras alguien más, sino quien yo esperaba. Pensé que eras la princesa de mi vida, que tus ojos me seguirían arrancando los sueños y pasiones más ardientes. Pensé y creí cosas que en realidad no fueron. Decidiste seguir un rumbo distinto al mío, pero es tu vida, con tus rutinas y tus vaivenes. A lo mejor un día te encuentres buscándote y "no te encuentres". yo sigo aquí, como siempre, pero tratando de arrancar de mi mente el mar de dudas que hoy me dejas. 

Siento una soledad distinta, es como si me arrancaran algo que jamás tuve, pero que era mío y jamás fue...como si quedara solo en un sendero lleno de miradas a mis espaldas sabiendo mi historia. Algunos suelen tratar de engañar a los demás como si las mentiras no se olfatearan, como si pudieran decir lo que quieren a todos y quedar inmunes ante la evidencia. 

Solo quien ha caminado bastantes trayectos conoce los obstáculos del camino y la mentira, las risas reales y las fingidas, los besos apasionados y desleales. Todos mentimos de una forma u otra, con más o menos acierto, de forma piadosa o no, pero todos lo hacemos. Lo peor es cuando eso se convierte en el día a día de nuestro vivir, y no nos damos cuenta que se arraiga en nuestra forma de ser y personalidad. Así eres hoy. Así fuiste ayer...una mentira y nada más, que perdió sin darse cuenta los modales y la elegancia que idealicé. Volví a ver al final lo que vi al principio...no se puede esconder la realidad por siempre. Con educación se nace. Soy de un tiempo donde ser humilde y educado era normal, no una obligación, y donde una conversación jamás se terminaba de forma unilateral.

Los demás, aunque no lo creamos también saben leer nuestras palabras, o nuestros silencios, y eso muchas veces lo obviamos. Las conductas nos delatan, las frases nos cuestionan. No soy Dios para juzgarte, soy el primero que merece ser juzgado, pero no me creo mis propias falacias. Y trato de callar cuando no tengo cosas que decir, y evitar ser frío y calculador. Se debe morir con las botas puestas, con la altivez de los grandes seres, que por muy alto que lleguen, siguen siendo humildes. Lo bueno es jamás perder la compostura ni pensar que somos el centro de gravedad donde gira el mundo.

Muchas veces al preguntarme quién fuiste, no encuentro una respuesta...y miro a lo lejos tratando de encontrar aquella que fuiste en mis sueños, en la lejanía de lo que creí, y tu silueta se esparce entre la nada de forma diáfana, creando un eterno y distante mundo entre los dos...

Muchas veces al preguntarme quien fuiste...no encuentro una respuesta...y me surge una pregunta ¿quién fui para ti?

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