sábado, 29 de enero de 2011

Podría Decirte


Podría decirte que eres la mujer más linda
de las que he conocido con tus ojitos de sol
Y que hasta un girasol adora tu belleza
y con más de mil promesas flechar tu corazón

Pero no quiero enamorarte con palabras que ya
otros han dicho, yo quiero ser muy distinto
De qué valdrían estrellas si hoy las bajo por ti
no son más bellas de lo que eres para mi

Podría decirte que nunca me he enamorado
perdido y locamente a riendas de una mujer
Y que por tu querer yo pintaría en la luna
los sueños más hermosos que pudieras tener

Y es que no quiero enamorarte en esta vida
con frases llenas de belleza y sin sabor
Yo sólo quiero ver en los ojos que adoro
y en tu sonrisa que eres feliz con mi amor

Podría decirte tantas cosas que no quiero
Yo sólo quiero tus besitos más sabrosos
Podría decirte que no hay rostro hermoso
Pero no importa si sólo te quiero a ti

Pero no quiero enamorarte con palabras que ya
saben a cuento, vales mucho en esta vida
De que sirven mis besos si no me quieres a mi
no valdrían nada si no fueran para ti

Y es que no quiero confundirte con sofismas
ni enamorarte con una falsa ilusión
Yo sólo quiero que me digas que me adoras
y también sueñas con mis besitos de amor

viernes, 28 de enero de 2011

¿Y Ahora Qué?


Hace tiempo que no sabía de ti…me pregunto cómo lo has pasado todo este tiempo en que dejamos de saber el uno del otro. Si miramos bien, hoy los años han superado el doble, aquéllos que teníamos cuando nos conocimos. Me pregunto si aún conservas esa risa caprichosa de niña consentida, mirada frágil con ojitos aguileños, y el olor a almendras de tu cuerpo juvenil.

Te cuento que he perdido a mi gran amigo, no sé si sabes de quien te hablo. A lo mejor el no fue tan amigo mío como un día creí, se dieron circunstancias que nos alejaron, o mejor dicho, lo alejaron poco a poco de la lealtad. Un día cualquiera me dijo que yo había cambiado, que ya no era el mismo, “y quien no ha cambiado después de ir viendo como se nos escapa la vida en cada suspiro, de saborear el olvido muchas veces, de creer cosas que jamás fueron o pasaron, o seguir creyendo para nada…”, todo eso me pregunté aquél día en mi interior…nuestra amistad pensé que sería eterna, pero no fue así. A veces me duele pensar en eso, porque no siempre las cosas suceden como queremos, pues crecimos juntos y fuimos felices a nuestra medida. Sabíamos tanto el uno del otro que pienso que es imposible que quedara solo en el camino. Todo eso ya pasó…pero todo eso aún vive en mí.

Estás comprando leche y pan, después te toca ir a la carnicería. Pero antes de todo nos pegamos la escapadita. Pocas veces lo hicimos. Nos encontramos en la misma esquina oscura casi frente de la iglesia, y nos escondemos entre nuestros propios besos. Te abrazo como nunca y suspiro tus suspiros, tu aliento húmedo que me contagia. Nos miramos tan cerca tantas veces, y tan lejos hoy estamos. El tiempo corre de prisa, y transforma algunos recuerdos, por eso decido escribirlos para no olvidarlos con los años. Para no olvidarte entre la ausencia. Para sentirte en la distancia. El manto de las noches nos sacude el polvo de lo que fuimos, es más fácil extrañar en la ausencia que acompañado, aunque a veces aún estando en compañía, estamos más solos e incomprendidos que nunca. Olfateo algunas cosas que me huelen a ti y percibo viejos tiempos. El tiempo no existe dicen, pero quien me lo explica entonces. A quien preguntarle sobre lo que jamás logró entender, eso que sólo se siente en cada uno, y no vivió. Eso que se vive una sola vez de varias formas.

Ahora estoy en el estadio. Juego un partido importante. Hay una falta fuera del área a nuestro favor, yo me pongo en línea con la barrera para romper el fuera de juego. Le gano la espalda a los defensas y me adelanto cuando el balón sale de las botas de mi compañero, la pelota va cayendo como en días de lluvia sus gotas, la veo en cámara lenta el portero trata de salir y se queda en mitad del camino, el balón viene en el aire sobre el área chica lado izquierdo, la portería me queda en diagonal a mi derecha, y con un sutil toque con la parte externa de mi pie elevo la pelota por encima del portero y no sé de qué forma hace una parábola cayendo dentro de la portería. Me siento campeón, somos campeones. Hay gritos de dicha y satisfacción. Aún hoy me pregunto cómo hice aquél gol que me cambió la vida. Después de ese día me suspendieron por cinco años del fútbol, y aunque después de seis meses me retiraron la sanción, ya nada fue como antes en mi vida. Cosas que pasan, en mi mejor momento tuve que dejar lo que más quería y pisotearon mi orgullo, como me pasó muchas veces también en el amor. La vida es así para algunos más que para otros. En ese momento me tocó a mí, y lo cargo como una pena. Sólo lo entiende a quien le pasa. Otros tratan de comprender pero no es lo mismo. Hay circunstancias en cada situación que hacen que las cosas sean distintas en cada uno. Cada persona es distinta en situaciones iguales.

Te recuerdo en patines en las calles oscuras de nuestro barrio. Diciembre es un buen mes. Me encantan sus brisas y las calles adornadas con sus luces, pero eso es ahora, antes seguían oscuras. En un diciembre te conocí. Pasé por delante de tu casa con una camisa morada y un pantalón negro. Tú me miraste con tus ojos de gata, y te robaste mi alma entonces. Te recuerdo bien. Tenías un cuerpo de guitarra para no olvidar y el cabello te acariciaba los hombros de forma tenue. Un racimo de uvas eran tus labios. Pétalos tus manos que recorrieron mi rostro tantas veces. Tus miradas me mataban y grabé tus ojos para siempre.

He visitado otros lugares hermosos, distintos a aquel donde nací, pero sin historias exóticas ni bellas plantas salvajes con colores vivos, más que los rayos del sol que queman la vista, y dejan nublado los ojos por un instante, viendo escarchas o rayitos en el cielo, esos que brillan, y vienen y se van como luciérnagas, como lo haces tú en mi vida. He visto esos lugares, y transitado calles peatonales con adoquines distintos a las largas y estrechas callejuelas de mi Cartagena de Indias. He tomado café y comido polvorones, cosa que no me ha gustado, no saben a lo que imaginé. He visto parejas agarradas de la mano luciendo nuevos sueños, como los que un día desee vivir contigo. En los ojos se les ve la dicha, y el cabello les brilla como luceros.

Las ramblas son un gran trayecto para caminar, repletas de sus artistas polifacéticos te muestran otros mundos, con sus disfraces y haciendo peripecias suelen distraerte por un momento sustrayéndote de esta realidad loca que nos envuelve. Los pasos me llevan directo al mar, el mar me gusta, es más, sin el no puedo vivir. Cuando siento su oleaje me siento vivo. Sentirse vivo es sentir los latidos de tu corazón más cerca de mi respiración, y eso me gusta, los oyes, los sientes, y miras a tu alrededor contemplando la grandeza de lo que muchos no lograron ver. En verdad somos privilegiados por tener esta gran oportunidad de pasear libremente por calles distintas a las de nuestro mundo, tú en el tuyo y yo en el mío prestado como dices, y respirar aires nuevos que nos envuelven el alma poco a poco.

Recuerdo aquel primer beso de tus labios. El beso en el sofá, las manos agarradas, tu sonrisa de niña impávida. A lo mejor lo has olvidado, pero yo no. Es un misterio que se repite, pero es de todos el beso que no logro olvidar. Es una circunstancia viva de un hecho imperecedero. Una vez leí que es imposible olvidar el primer beso que se da, porque se graba en el subconsciente y permanece en nuestra memoria por toda la vida. No sé si es cierto, pero lo llevo como un tatuaje dentro de mí, y no te concibo olvidar. “Leí alguna vez que “Quien dice que la ausencia causa olvido, merece ser de todos olvidado, porque el verdadero y fiel enamorado está aún más cuando está ausente el ser querido.”

Tengo doce años y aterrizo en otra etapa de mi vida. Estoy izando la bandera de mi colegio como otras tantas veces, ya no sé cuantas lo he hecho. Tengo todas las medallas de buen estudiante guardadas en el viejo baúl de mis recuerdos, las miro y las cuento. No quiero que me den más, mis compañeros se ponen tristes porque a ellos no les dan, y yo también me pongo triste porque siempre me las dan a mí. No es justo pienso ahora, pero antes no sabía de eso, de ese sentimiento negativo de no querer algo. Prefiero ser mejor persona que buen alumno. Las personas cambian como dijo mi amigo. Yo prefiero ser bueno, y no verlos tristes. Pero también es mejor verlos tristes que no verlos más, por lo menos los puedes consolar. Prefiero no cambiar para mal. Tener amigos es mejor que estar solo. Una gran amistad da alas al alma.

Te cuento que nuestro barrio no es el mismo, y las calles frente a tu casa están en muy mal estado. Antes no me importaba porque estabas tú, pero el año en que fui y las vi sin tu presencia, noté que se ven más simples y opacas, lo cierto es que ya nada es lo mismo por allá. Yo tampoco lo soy, es de suponer, pero cargo la nostalgia de siempre. La que me dejaste cuando marchaste. Es raro, pero lo que no ha cambiado es tu orgullo, porque si hay algo que sé es que aún sigue siendo fuerte como el roble. Hay que saber que con el paso de los años el orgullo se marchita como la piel y queda débil, las cosas entonces se verán más llanas y los recuerdos llegarán cargados de la nostalgia de tantas cosas mal hechas. Es mejor recordar lo bueno, la alegría da vida, y la vida es todo.

Ahora estoy en la primera casa donde viví, bueno, eso pienso, porque es la primera que recuerdo, la primera donde me veo…estoy muy pequeño. El patio está separado de las otras casas con tablas, son listones de madera de diferente ancho y altura, se llaman cercas. Somos muy pobres, y Eduardo les da comida a los perros como siempre. Los ojos se me aguan ahora que escribo esto, porque él ya no está con nosotros, pero sigue conmigo aunque los demás no lo vean. Jamás me ha dejado. En realidad él es más niño que yo, siempre lo fue. Siempre rió y soñó más, aún siendo viejo lo hacía a carcajadas. Dicen que en ese barrio vive gente muy mala, y es verdad, pero estamos acostumbrados a vivir así. Sobrevivir cada día es normal en la pobreza, te acostumbras a tener objetivos cada día y querer dejarla, las metas te hacen seguir adelante. Si no conoces otra cosa mejor, no hay entonces con qué comparar. No vale la pena hacerlo, para qué serviría entonces. Es mi vida, es lo que fui, es lo que soy. Jamás renegaré de donde vengo. Es una parte de mi existencia. Es el orgullo de mi vida. Mi futuro es otro.

Ahora me respondes, es muy raro recibir noticias tuyas después de tanto tiempo, cuando casi no las esperaba, pero eres así, así eres tú, así somos los dos. Agua y aceite, que cuando quieren mezclarse siempre hay algo que los separa. No es mi culpa, no es la tuya, la vida marca sus roles. No hay entonces golpes de suerte. La suerte está echada. Es mejor respirar que sufrir. Es mejor caminar que pararse. Es mejor aceptar que resistirse, de nada sirve y el camino aún es largo. La vida aún nos dará sueños con otros colores, y canciones con nuevas melodías galardonarán nuestros oídos. No se remiendan los sueños rotos. Vienes y vas, como esas olas del mar de las que un día hablamos. Así eres tú, así soy yo. Una vieja historia sin un final.

Como llueve hoy. Y me toca bajar la cuesta. Debo tener cuidado, de lo contrario puedo caerme, y ya no estoy para tantos trotes. Dicen que los huesos a más edad soldán menos, no sé si es cierto, pero no quiero comprobarlo. Soy joven, pero mis huesos no. Hace mucho frío, más que el qué pensé. Me pongo los guantes y la bufanda, los gorros no me gustan así que lo dejo en casa. Siento como el frío quema mi piel, prefiero el calor de mi tierra aunque sude más. Eso no me importa si soy feliz. La felicidad está en cualquier parte, pero no viaja en maletas, va en ti, sólo tú debes encontrarla en tus adentros, en muchas cosas que dejas pasar por alto, dándole importancia a las efímeras. La gente malhumorada no me gusta, me descarga. A veces yo soy así, y no me gusta, pero lo soy. No quiero descargar a nadie. Dicen que somos como baterías, y si andas con gente alegre, eres alegre, y si andas con gente amargada, eres también así. Sé que debo reír más, pero me tomo la vida demasiado en serio la mayoría de veces, y no aprecio muchas cosas buenas de la vida. Creo que soy pura teoría, y en práctica tengo un cero. Prometo cambiar, pero también lo he prometido ya muchas veces, y no lo he hecho. Es bueno ser sincero con uno mismo, porque luego es más fácil serlo con los demás. Si no aceptas, no logras cambiar lo malo que hay en ti. Y no es difícil saber que lo malo no es bueno.

No sé por qué te perdí, ni que hice. A veces me lo pregunto. A nadie he querido más. Algunas cosas no son justas, pero no tienen porque serlo, son así y punto. Con que no sean justas para mí no quiere decir que no sean justas para alguien. La partida hoy va muy avanzada y ninguno de los dos tiene los ases de cara para ganar. Me dices que vienes y quieres verme. ¿Qué quieres que diga, qué quieres qué haga? ¿Qué opción tengo, qué puedo esperar? La sencillez va en el alma, la opulencia mata. No te lo digo a ti, perdona, sino a alguien que me mira con gran altivez, de una forma muy distinta a la ingenua, y sincera con que me miraba antes, en los tiempos cuando la conocí, como tan segura que no hay nada después de ella. Ahora te pregunto: que consigo con volver a verte en compañía de alguien que no soy yo. De quien se quedó no sé si justamente con tus besos, pues no te los robó, de quien se acuesta con tus sueños cada noche y comparte tu ternura entre la alcoba. Es mejor seguir distante de quien un día se llevaron lejos de mi vida con mis sueños de adolescencia, que quemarme en las efímeras ambigüedades de un viejo amor. Sigues siendo un silogismo que no puedo descifrar.

Ahora aquí sentado, empezaré por tercera vez a leer el hombre mediocre, es un excelente libro, no como el título, pero a algunos les cansa, es un poco pesado a decir verdad, pero esa lectura no me aburre, busco más que el sentido literal de esas palabras, su esencia innata. Si logras ver más allá de las fronteras de lo visible, comprenderás muchas cosas intangibles. La lectura enseña más de lo que imaginé, te lleva a lugares donde jamás podrás ir, y te descubre secretos ocultos entre paradigmas. Te hace entender cosas que sabes, pero de otras formas. Te introduce en una esfera distinta a esa que estás acostumbrado a ver.

Decido verte a pesar que no debo verte. Siempre rompo muchas normas, sobre todo las convencionales. Estás hermosa como siempre. No te idealicé jamás, porque siempre te preferí con tus defectos. Coqueta e imponente como una diosa. Caminas sobre tarimas, es el desfile de tus sueños, de tu vida. Lo que siempre deseaste. Tus anhelos cumplidos. Pero no soy un mero espectador, soy tu invitado de gala. El que te deseó más que nadie. El que te esperó más que nunca. El corazón late a prisa, miramos el reloj y es la hora. Ya no hay vuelta de hoja, no hay marcha atrás.

Me llegan imágenes de otros tiempos y mi abuela reaparece buscándome como siempre por esas calles, porque es muy tarde y no le gusta que andemos a esas horas fuera de casa. La noche es mala y trae cosas malas repite. Mi hermano y yo sabemos que es cierto, pero siempre hacemos lo mismo, por eso nos busca enfadada y nos regaña, y también nos pega con varitas de tamarindo. Ella sin duda fue un ser especial. La extraño inmensamente. Lo que me enseñó, no lo aprendí con nadie. La valentía y tenacidad se fueron con ella. Me dejó mil dudas, y también los secretos de cómo resolverlas. Hay seres que se van para siempre, y otros que jamás nos dejan.

Me falta un año para tener tres veces la edad que tenía cuando te vi aquella lejana noche de ese diciembre mágico, y los recuerdos siguen intactos. Pero todo eso pasa si se siguen suspirando recuerdos de amor. Nunca crecemos, es cierto. El niño de mi alma está nervioso. Hoy nos vemos después de tantos años. Miles de kilómetros para esto…te miro y me miras, ya no somos como ayer, y aunque las miradas son las mismas, muchas cosas han cambiado entre los dos, sólo se parecen los recuerdos. Dónde están los niños inocentes que dejamos. Mirandote a los ojos tiernamente decido preguntarte… ¿Y ahora qué?

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