martes, 15 de julio de 2008

Nos Faltó Un Beso


Esa noche no esperaba que viniera, es más, pensé que ni asistiría, pero me equivoqué, de pronto apareció tan natural como siempre y me dijo que a qué hora nos pensábamos ir, que ella iría más tarde. Recuerdo que tenía puesto un jeans corto y una blusa blanca, la veo como si fuese hoy, hasta su fragancia quedó impregnada en mi piel, pero no me fijé en ella antes, sino después de varias horas de estar bailando con mi otra amiga que era más baja de estatura y de cabellos rubios, con ojos de color miel y cuerpo bien tallado, en cambio ella era trigueña, alta, de cabellos rizados de color negro y un poco delgada, su cuerpo estaba bien formado y de caminar exótico, su rostro guardaba esa belleza de las mujeres de su región, tenía la chispa en los ojos que yo buscaba. No recuerdo bien en que instante me fijé en ella, pero noté esa luz en su mirada que me hipnotizó, ese brillo que me puso a pensar muchas cosas de inmediato,¿cómo si había estado allí tanto tiempo no la había mirado así antes? No lo comprendía, era muy raro, pero cierto…la discoteca repleta, me acerqué y la invité a bailar, salió enseguida y luego no pudimos separarnos ni un instante, no guardamos la distancia que debimos guardar y nos olvidamos de eso que nos separaba subjetivamente…entonces se fundió en mi como si hubiera sido siempre mía…pero no lo era…Sentí entonces como se prolongaba su respiración agitada en mi pecho, cada suspiro, cada gesto, su sudor, su olor, su cabello sudado y cuerpo cálido, sus manos húmedas estaban entre las mía y sin embargo, no la besé, sentí la necesidad de hacerlo, pero me aguanté muchas veces. Con mis manos rodeaba su cintura pequeña, sus caderas se movían como una balsa en alta mar y sus pechos parecían dos montañas acosando a mi pecho, mis manos rastreaban su espalda de manera tierna y de vez en cuando mis dedos acariciaban su cuello, sentía como se ponía su piel y sus suspiros agitados me excitaban. En todas las canciones que bailamos esa noche me sedujo, y estuvimos entrelazados como raíces. Hubo un momento en que fuimos una sola persona, mientras su mejilla rozaba la mía…sentí uno a uno los latidos de su corazón y cada vez eran más míos y eso me gustaba, pero a la vez me ponía nervioso, no sabía que hacer. Yo me había dado cuenta que sólo faltaba un beso entre los dos para romper el hielo, pero no me atreví a hacerlo y aún no sé por qué lo evité.
Yo la besé esa noche muchas veces sin besarla y pude saborear sus labios y su cuerpo sin hacerlo, sé que ella también lo hizo y también fue feliz a mi lado. Sobre las tres de la mañana vino a buscarla su primo en una moto y nos despedimos con el nudo en la garganta y silencio en la voz de quien deja por hacer algo que quiso hacer. Esa noche quedó el dialogo de nuestras miradas cortado bruscamente por esa despedida. Fue un feliz día de amor…de amistad…y antes de irse le dije que la llamaría al otro día, pero ya no recuerdo si en verdad lo hice o no, lo que si tengo muy claro es que esa noche…nos faltó un beso…

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