sábado, 19 de julio de 2008

Ella y Yo


No he superado la nostalgia de aquel amor, es algo que vuelve como un torbellino de nuevo a mi, cada noche, cada día, en todo momento regresa, no se separa de mi vida, es constante y yo soy cada vez más incapaz y vulnerable ante esos hechos.
Por qué no me escribe, por qué no me llama. Ella también sabe que yo sé que me ama y yo sé que también sabe que yo la adoro y no he podido olvidar su aroma a perfume fresco, su olor y sabor a cuerpo salado, su cara de niña feliz, sus ojos de estrellas, sus labios de carmín y sus dientes de marfil…¡oh! Que cuerpo encantado rodearon mis brazos mil veces y tocaron mis manos ya tristes…era una muralla, impenetrable…pero aún así, todas sus partes fueron mías y todo mi cuerpo fue suyo…
La perdí físicamente, porque en mi mente aún está y no será de nadie más. Sabíamos lo que hacíamos y lo hicimos gozando los riesgos de cada instante, cada milímetro que recorrí junto a ella fue y será eterno en mi memoria, inolvidable y puro, así lo viví, así lo sentí, sus pasos los conté aritméticamente y no se dio cuenta, los sumé a mis mejores instantes y los escribí para no olvidar, puedo regresar a cada lugar que visitamos sin perderme y podré encontrar en cada rincón su aroma esperándome como ayer…como aún lo hace hoy aunque lo niegue, como la ha hecho siempre desde que me conoció…
Cada mañana la recuerdo con los primeros rayos de sol que cruzan mi ventana, cada noche vuelve a mí con su silencio y estilo…con su susurro, con su voz tenue y apagada. Ella, siempre ella, la mujer que robó mi corazón, la mujer que quise mía, la mujer que cuando menos esperé tomó mis ganas de vivir y se quedó con ellas amarrada a su cintura…la que me dejó su amor en los labios, ella, la mujer de la mirada triste y ojos brillantes…la que eclipsó mi futuro para transformarlo en mi obsesión, ella, sólo ella…el amor de mi vida…y yo, sólo yo…el amor que no pudo ser su amor…

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