viernes, 1 de agosto de 2008

Vuelvo A Escribir


Me siento al frente del ordenador y comienzo a recordar mis cosas, a ver lo ya vivido hace algún tiempo y me desplazo en los años sin fecha exacta, otras veces rememoro los acontecimientos que recuerdo como sucedieron, precisando hasta las nubes que dejaron atrás mis pasos. Trato de recordar las cosas como pasaron y entonces decido escribir esos recuerdos como yo los viví.
No es fácil ir tejiendo esos momentos como si muchas veces no dolieran, como si fuésemos de plomo y tuviéramos una coraza para protegernos de ellos. En algunos momentos rescato cosas que viví a mi manera, tal vez no fueron así, pero así las sentí y por lo tanto así las escribo.
Dicen que mi don es escribir, porque escribo lo que siento y lo transmito con gran eficacia…no sé que tan cierto sea eso, pero no me importa, porque me desahogo en verdad haciéndolo, es como si me sacaran todo el peso de las cosas que he hecho en la vida y me dejaran vació, liviano, ingrávido…es traer a mi, aquellos tiempos que viví sin vivirlos, porque fui demasiado aprisa, sin degustarlos realmente, sin quedarme con lo mejor de ellos…sin saborear sus instantes.
Al escribir, tomo el retoño de mi inocencia y lo plasmo en el papel, me quemo desnudo y quedo hueco de aquel que fui algún día, me sincero y descubro esa otra parte de mi que no habló ni exigió nada de aquellas tantas cosas que una vez quiso, me agarro al silencio y complicidad del papel y desbordo en el lo que fui sin ser…las frases me salen delirando, corriendo e indefensas ante el cúmulo de cosas que aún no logro entender de mi, pero que sé, me alejaron de sueños ya inconclusos y lugares y seres tan amados.
Cuando esos recuerdos llaman a mi puerta, yo los escucho y algunas veces llegan cargados de aquellos espejismos de felicidad, como en aquellas mañanas de sol radiante, como en aquellas noches de relativa calma o como aquellos días de amores turbulentos…
A veces tardo un tiempo sin escribir y es porque un cansancio entero invade mi interior y me agoto, pero no físicamente, sino dentro, siento que algo se duerme y se apaga esa llama que me hace reír y contar mis cosas. Tengo entonces tanto que decir y me quedo sin palabras…
Un día cualquiera sin pensarlo y sin querer, al amanecer o anochecer descubro que ya todo ha pasado y me acerco a mi ordenador y me llueven nuevas ideas, miles de frases y más episodios de mis antiguas vivencias, y es de pronto cuando reaparece ella de nuevo tan linda y altiva en mi memoria…vestida, de rojo…vestida de negro y como siempre sin saber por qué vuelvo a escribir…

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