Hoy me confesaré y desnudaré mi alma ante tu amor…contaré nuestra historia desde mis recuerdos
No necesito tus besos para que me quemen
tus recuerdos y arda mi corazón. Tan solo tu nombre tiene el calor del fuego y
su literalidad evita que la llama de lo nuestro fenezca y se desvanezca el
brillo de mis ojos por ti.
Los años fueron insuficientes para apagar
lo nuestro y otros amores por más que quisimos o quisieron, no llegaron
siquiera a ser amores ante lo nuestro, quedaron siendo solo conatos de amores,
intentos fallidos. Por más que quisimos engañarnos, todo claudicó…
¿cómo se engaña a un corazón enamorado?
¿Dímelo tú que también lo intentaste y no pudiste?
¿será que el corazón desaloja a los amores intrusos hasta hacerlos
emigrar?
He soñado tantos sueños contigo y no
concebí un solo día en que despertara y tú no estuvieras presente en mi
memoria…
Te he amado de tantas formas distintas
entre las soledades de mi vida, Sirena de mis mares, no sabes cuanta falta me
has hecho…pero casi todas las veces te he amado en silencio, sin el eco de tu
voz, sin tus risas de truenos...
Con los labios cosidos me quedé por años y
años por temor a encontrarme con tu desidia frente a frente y entonces decidí
en un puño, encoger mi corazón y traté de echar a un lado tus recuerdos, pero
no pude y fue más crudo el dolor de tu ausencia que tratar que llegara tu
imposible olvido.
Me descubrí tantas veces buscándote en
medio de la multitud, buscaba tu silueta de estatua impávida callando como
siempre tantas cosas, aumentando con tu silencio tu temor en mí.
Todo esto sucedió después de nuestra triste
despedida aquel mes sin nombre ni año, que marcó mi alma para siempre.
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