viernes, 26 de octubre de 2012

Cómo Decirte Ahora que te Amo...



Cómo decirte ahora que te amo, si tu silencio taladra mi mente, y esta ausencia consume los tiempos y días que llevo sin verte. Para María y sus ojos negros...

Pasajera es la vida y sus caminos, y nosotros mismos sobre los senderos que pisamos. Años que parecen horas, semanas que parecen años, así es la vida misma, como los sentimientos que a veces creemos lejanos y resurgen como olas con más fuerza.

Sigues siendo diáfana como tu mirada, como los besos pasajeros, como la mirada de un águila, intrépida y cautelosa. Sigues siendo como el firmamento que nos separó. Como todo eso que quise de ti y jamás llegó.

Los trayectos no son trayectos si no encontramos enseñanza en ellos, los besos no son besos si no se pueden recordar. Los pasos, sí, nuestros propios pasos de nada sirven si no forjan una historia digna de contar. Con mis manos he rastreado mil veces tu rostro, y escrito versos que hablan de ti, de lo nuestro, de lo utópica que creí sería nuestra vida, pero todo eso nunca sucede, porque se desvanece en el tiempo como lo hicieron nuestros sueños. 

Cómo mostrarte hoy tantas cosas que guardé en mi alma...Cómo negar que tu silueta me consumió. A veces resulta más fácil continuar sin soñar, que soñar despierto. Lo mágico algunas veces ya no es tan mágico como creemos. La resignación deja de ser resignación, cuando empezamos a aceptar las cosas inevitables. Yo jamas acepté perderte. 

Un cúmulo de sentimientos me embarga, porque toda la historia de nuestra vida no depende de nosotros, y hay circunstancias que nos superan. El amor es así...

Mañana tal vez vea tus ojos nuevamente como en aquel verano en que me arrancaste los sueños y las ganas de amar. El mañana será quizás otra golondrina volando por el portal de las ilusiones, esas que jamás mueren y atizan el camino hacía la felicidad.

Los días ya no son como antes, y algunas noches me llegan tus sonrisas de niña disfrazadas entre sombras. No se olvida de la noche a la mañana, no se logra amar en dos días. Tus hoyuelos en las mejillas me hacían feliz, pero hoy no estás, y no se puede vivir siempre agarrado a los sofismas.

Cómo decirte ahora que te amo, si tus ojos siguen brillando como ayer, y mis manos ya no te escriben versos de amor.
 

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